El trabajo duro de las personas activas en las cofradías penitenciales de Alcalá puede hacer valer a nuestra Semana Santa la categoría de Interés Nacional, así que poco, o nada, vale el trabajillo que desde fuera podamos hacer algunos teóricos iluminados.
No obstante, quisiera poder aportar algunas observaciones hechas en otras ciudades durante su Semana Santa, en este caso nuestra vecina Guadalajara.
Como Alcalá, Guadalajara también es ciudad de Castilla, castellana por tanto. Ambas poseen, aquella más que la nuestra por cuestión particular de su evolución demográfica y social, rasgos castellanos en la Semana Santa procesional. Hay dos rasgos que, como complutense y castellano que soy, me encantan y creo podrían valorarse para ser implementados en Alcalá como valores culturales añadidos a nuestra Semana Santa y vinculados a la naturaleza castellana de Alcalá.
Por otro lado, la capa castellana. Esa elegante prenda de esta Castilla en la que vivimos es un complemento muy adecuado y solemne para vestir, junto con el traje de chaqueta, en las jornadas menos calurosas de la Semana Santa, especialmente por parte del cortejo procesional si se valora como posible y asequible.
Por último, quisiera sugerir que algunos de los nuevos mupis colocados como mobiliario urbano por toda Alcalá pudiesen llevar información sobre las procesiones de nuestra Semana Santa; parece perdido el que la televisión autonómica sirva de vector de difusión de este importante acontecimiento religioso, cultural y social que celebra una ciudad de nada menos que 200.000 habitantes.
Pedro Manuel García